Entrevista de Elena Poniatowska


Homenaje a Aurora M. Ocampo
Por Elena Poniatowska/ I

Con tres mesas de trabajo se realizará durante dos días el homenaje a Aurora M. Ocampo en el aula magna del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a espaldas de la sala Nezahualcóyotl. La docencia, investigación bibliohemerográfica, crítica literaria y la presentación del video Aurora M. Ocampo. Venero de la literatura mexicana integran el programa que hoy comienza a las 10 horas. En el contexto del homenaje a la escritora se abrió la página web http://www.egrupos.net/grupo/dem, correo electrónico del Diccionario de Escritores Mexicanos Siglo XX para intercomunicar a sus participantes y ofrecer algunos servicios virtuales relacionados con este proyecto encliclopédico del Centro de Estudios Literarios de la UNAM.

En su departamento, el número 3 del edificio 8 de Tecualiapan, donde está la delegación de policía, todos los libros ríen. Al menos sonríen desde sus anaqueles, como su dueña, Aurora M. Ocampo, quien se carcajea con enorme facilidad. Seguro el que reiría de oreja a oreja es el subcomandante Marcos al oír a Aurora M. Ocampo asegurar que lo va a meter en su Diccionario de Escritores Mexicanos.

-Claro que voy a incluirlo, es un gran escritor. Nadie ha escrito algo tan convincente como su ''¿De qué nos van a perdonar?" ¿Y qué me dices de su texto aparecido en La Jornada el pasado lunes 20 de junio en que no deja títere con cabeza? De que su capacidad de convocatoria es única, no me queda la menor duda.

El que toda una doctora en filología se exprese así de Marcos debería llenarlo de satisfacción. O de alerta roja.

-¿En qué letra lo pongo, Elena? ¿Lo pongo como Rafael Guillén Vicente?

-En Marcos, y luego subcomandante. Se ha ganado el derecho al nombre que escogió, ¿no crees, Aurora?

Hoy, en su aula magna, el Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) le rendirá un gran homenaje a Aurora Ocampo. ¡Vaya que se lo merece! Laura Navarrete y Pilar Mandujano se han encargado de reunir a Mercedes de la Garza, Edith Negrín, Juan Domingo Argüelles, Federico Alvarez, Hernán Lara Zavala, Elizabeth Luna, Helena Beristáin y otros investigadores de primera para que hablen de distintos aspectos de la vida y la obra de esta extraordinaria mujer e investigadora, madre de Sergio, piloto, y de Ricardo, comunicólogo, y abuela de tres niñas.

Instructora de yoga en algún momento de su vida, maestra de esa disciplina de la actual directora del Instituto de Investigaciones Filológicas, Mercedes de la Garza, Aurora M. Ocampo menciona la sorpresa que le causó la muerte de Beatriz de la Fuente.

''Era mayor que yo; yo tengo 75 y ella 76. Se están muriendo mis contemporáneas, eso es duro, ¿verdad?. Beatriz, investigadora emérita, hizo muy buenos libros sobre crítica de arte precortesiana y fue varias veces directora del Instituto de Investigaciones Estéticas."

La inmensa tarea del diccionario

Prosigue Ocampo: ''Es una historia muy larga la del Diccionario de Escritores Mexicanos. En la UNAM no había Centro de Estudios Literarios, del cual soy fundadora, con María del Carmen Millán y Julio Jiménez Rueda. Julio como director y María del Carmen como secretaria, nos invitaron a tres estudiantes becarios cuando yo apenas cursaba el segundo año de la carrera, en 1956. Fundamos el centro el 9 de octubre de 1956, tres estudiantes y dos profesores.

''Empezamos de la nada, no teníamos ni siquiera libros; hicimos rifas para conseguir la colección de Letras Mexicanas del Fondo de Cultura Económica, apenas eran un tantito así de libros. Trabajábamos todos alrededor del mismo escritorio, Ernesto Prado, Ana Elena Díaz Alejo y una servidora, en un cubiculito de la Torre de Humanidades 1. De la nada, sacamos un Centro de Estudios Literarios e hicimos una historia de la literatura mexicana.''

No había nada

''Entonces apenas había libros de texto para educación media, los del propio Jiménez Rueda y los de Carlos González Peña. Conseguimos todas las obras de los escritores, quiénes habían escrito sobre ellos, dónde habían escrito. Nos dimos cuenta que casi toda la literatura del siglo XIX estaba en las revistas, entonces hicimos índices de revistas: Renacimiento, de Altamirano; la Revista Azul; la revista Moderna, de los modernistas, etcétera. El maestro Luján nos vendió su propia biblioteca e hicimos índices y más indices.

''A mí me interesaba más el siglo XX que el XIX, y empecé a buscar las revistas de ese siglo, que por cierto después nos pidió prestadas José Luis Martínez para hacer sus bonitas ediciones facsimilares de revistas literarias. Empecé con los escritores del siglo XX, sobre todo en cuento, novela y ensayo, porque la poesía me gusta mucho pero no sé analizarla mientras que lo demás sí. Hice fichas en casa, sacaba una ficha bibliográfica y otra hemerográfica, y empecé a juntarlas y de ahí salió mi tesis: Literatura mexicana contemporánea.

''En 1975, para el Año Internacional de la Mujer, hice mi antología: Cuentistas mexicanas, siglo XX, que abarca desde María Enrique Caramillo, la célebre autora de Rosas de la infancia, hasta Margarita Dalton, nacida en 1943, pasando por la extraordinaria Inés Arredondo.''

Alumna de tiempo completo de Rosario Castellanos

''Yo me quedé con las clases de Rosario Castellanos en la UNAM y con ella hice mi doctorado: 'Usted, Aurora, es mi alumna de tiempo completo y no puedo cambiar de tema porque ahí está usted'. 'Bueno, maestra, entre las dos estamos estudiando literatura Iberoamericana', sinvergüenza de mí, ¿verdad? 'Bueno, y ¿qué tal si usted es mi ayudante?' 'Yo encantada, soy su ayudante', y lo fui desde 1969 hasta que la mandaron de embajadora a Israel, en 1971. Me dijo: 'Me quieren quitar mis clases, no se deje Aurora, usted quédese con ellas para que cuando yo regrese las vuelva yo a tener'. 'De mi cuenta corre que no se las quiten, maestra'. Yo quise mucho a Rosario. Fue una maestra sensacional, verdaderamente sensacional, todo su sufrimiento, su soledad la transmutaba en la enseñanza. Era otra delante de los alumnos; considero que no conocieron a Rosario si no la conocieron también de maestra. Era día de fiesta cuando teníamos clases con ella y nos reíamos a mandíbula batiente. Yo la seguía y la seguía, y con ella aprendí todo lo que sé de literatura iberoamericana y, claro, cuando desgraciadamente murió entonces concursé y me quedé con sus clases, porque me consideraba su heredera. Si María del Carmen Millán me enseñó literatura mexicana, Rosario me enseñó narrativa iberoamericana.

''Ahora sólo doy una clase, la que me gustaba más de Rosario, que es novela iberoamericana contemporánea, pero le cambié el nombre porque eso de contemporánea ya dejó de serlo, ahora es narrativa iberoamericana del siglo XX.

''A Rosario la quise, fue mi maestra, mi amiga, juntas hablábamos pestes de nuestros respectivos maridos. ¿Sabes que nos divorciamos casi al mismo tiempo Rosario y yo? Por eso el volumen Cartas a Ricardo necesita un prólogo que diga que Rosario se liberó totalmente de Ricardo Guerra.

''La docencia, el haber heredado las clases de Rosario Castellanos me motivó para hacer una bibliografía de los novelistas iberoamericanos que publiqué en seis entregas de la colección Cuadernos del Centro de Estudios Literarios, precisamente para los muchachos de la UNAM, y también dos antologías en las que seleccioné grandes ensayos sobre la novela y publiqué Crítica de la novela iberoamericana contemporánea y Crítica de la novela mexicana contemporánea, y mis ensayos en revistas especializadas sobre literatura iberoamericana, que es lo que me encanta. Incluyo a todos, desde el río Bravo hasta la Patagonia, pero me he especializado en los grandes: Onetti, Roa Bastos, Carpentier, Asturias, Yáñez, Rulfo, Fuentes, García Márquez, Elena Garro, Rosario Castellanos.''

Tromba de escritores

''Necesitaba seguir con mi investigación sobre los escritores mexicanos y precisamente Luján, en el Instituto de Historia, propuso a todos los institutos del área de Humanidades una gran enciclopedia humanística, de tal manera que el de Historia hablara de los historiadores, el de Estéticas de los críticos de arte, el de Economía de los economistas, el de Filosofía de los filósofos y el Centro de Estudios Literarios, pues de los literatos.

''Para no hacerte el cuento largo, ninguno cumplió y el único que lo hizo fue el Centro de Estudios Literarios, y así salió la primera edición del Diccionario, la de 1967, ¿te acuerdas?, que dirigió María del Carmen Millán. La hicimos entre dos, Ernesto Prado y una servidora.

''Prado, siglos de la Colonia y siglo XIX, y yo el siglo XX; fueron nada más 542 autores de esa primera edición del diccionario en un solo volumen. De esos 542, 242 eran de Ernesto y 300 míos.

''Millán hizo un panorama de la literatura mexicana. Me di cuenta de que muchos se nos habían quedado en el tintero, tanto a Ernesto como a mí. Entonces seguí. Para incluir sólo le exigimos al escritor que haya escrito dos libros, como mínimo. No juzgamos la obra, informamos. Además de ese magma de escritores de segunda, tercera o cuarta categoría salen los grandes. No hay libro malo.''

Elena Poniatowska/ II y última
Homenaje a Aurora M. Ocampo

La escritora y periodista Elena Poniatowska prosigue en esta entrega su charla con la filóloga Aurora M. Ocampo.

Onetti, personaje desagradable

--Aurora, recuerdo que Guillermo Haro aventaba desde su cama un libro malo al techo para que cayera todo desencuadernado en el piso.

-Yo aventé uno así, pero no por malo sino porque me tocó en la mera herida. Leí a Juan Carlos Onetti cuando yo tenía 40 años, en clase de Rosario precisamente, y me pegó en la mera herida con eso que dice que un hombre de 40 años es un hombre hecho, es decir deshecho, y aventé su libro. Después decidí hacer mi tesis de doctorado sobre él, pero se murió Rosario, y ella era la que me la estaba dirigiendo y ya no me dieron ganas.

''Todo lo que escribí sobre Onetti lo publicó la Universidad Veracruzana en un número monográfico de La palabra y el hombre, en Jalapa. Fui a esa ciudad y por cierto que Onetti, como persona, no me cayó bien. Antipático y mugroso me resultó muy desagradable. Qué diferencia con el paraguayo Roa Bastos, qué señor en todo sentido, como escritor y como persona. Era de un humanismo y de una sencillez deslumbrantes.''

De 300 a 3 mil escritores

''Seguí manteniendo la compra de libros para la biblioteca, la de revistas para la hemeroteca y conseguí mucho material para el instituto mediante canjes con nuestras publicaciones. El número de escritores crece y crece. ¿De esos 300 de la primera edición sabes cuántos tengo registrados ahora?, 3 mil. Pero de esos 3 mil salen los meros, meros.

-¿Tú no ahorcarías a unos cuántos escritores?

-Sí, fíjate que ahora llegué a una edad en que ya no leo cosas nuevas, releo. En 1980, hacía varios años que estaba completamente agotada la primera edición del Diccionario de escritores mexicanos, la del 67, y la pedían y la pedían, no sólo en México sino en el mundo, venían investigadores de provincia y del extranjero, y decidí ponerlo al día. Por ejemplo, cuando la Enciclopedia Británica le pidió a Arreola sus datos, respondió: ''A mí no me pregunten, pregúntenle a Aurora". Hemos dado servicio a mucha gente. Rubén Bonifaz Nuño, que era director del Centro de Estudios Literarios decidió juntarlo con su Centro de Literatura Clásica, el Centro de Lingüística y convertir esos cuatro centros en el Instituto de Investigaciones Filológicas. Ya después entra el Seminario de Poética y el de Estudios de Lengua Náhuatl.

''En 1980, en consejo interno, se decidió hacer la nueva edición del Diccionario de escritores mexicanos en varios volúmenes, y Ernesto Prado puso al día a los escritores de la Colonia y a los del siglo XIX, todas las referencias y ensayos nuevos y añadió escritores que se le habían quedado en el tintero, y yo me quedé el siglo XX y le dije a Bonifaz Nuño: 'Según los autores que yo tengo ahorita -en ese entonces tendría entre 2 mil o 2 mil 500- creo que voy a tener que hacerlo en varios volúmenes, Rubén, yo creo que van a ser ocho mínimo o 10', y me apoyó: 'Hazlos del mismo tamaño, del mismo formato y más o menos del mismo número de páginas que el primer volumen del 67'.

''Y así fue, ahora llevo siete publicados y dos en la imprenta; y van de la A a la Z. Pero yo no puedo decir que ya con esos nueve tomos tengo a los escritores del siglo XX, ¿no? El noveno, que acabamos de entregar a la imprenta en abril, el octavo está a punto de salir y abarca las letras S y T. Hay tres tomos de una sola letra, el tres que es la pura G, el cinco que es la pura M y el siete que es la pura R; hay cantidad de escritores que se apellidan con esas tres letras. El octavo va de la S a la T y el nueve es de la U a la Z, y éste sí abarca el siglo XX.

''He decidido que el siglo XX se cierre en 2005. Alguien me dijo que por qué no en 2010, si el siglo XVIII se terminó en 1810, el XIX en 1910. ¿Por qué no el XX en 2010? Pero no, no vaya a suceder una revolución o algo así (ríe) no, no, no, yo cierro el siglo XX en 2005 que es el año en que entrego a la imprenta el volumen nueve completito.

''Los escritores que se apellidan con las letras U, V, W, X, Y y Z van completos hasta lo que publicaron en 2005, mientras los escritores anteriores no, y eso no es justo. Vamos a ponerlo en un disco compacto que abarque los nueve tomos. Hay que ponerlos al día, por ejemplo en el tomo I tengo como doscientos veintitantos autores y, ¿sabes cuántos hay nuevos? 300, pero así de a U a la Z están los jovencitos nacidos en la década de los 70.''

Aurora M. Ocampo ha dirigido tesis, ha enseñado y sigue haciéndolo, porque ''un investigador también debe ser profesor para que ventile las ideas; los muchachos nos dan mucho, porque tienen una frescura que ya un investigador viejo ha perdido".

Y ahora recibe este gran homenaje primero por sus 75 años, cumplidos en enero; segundo, porque terminó los nueve tomos del Diccionario... con su extraordinario equipo: Laura Navarrete, Pilar Mandujano, Aurora Sánchez, Patricia Ortiz, Carlos Rubio, Rocío González, y, tercero, porque el año que entra el Centro de Estudios Literarios y ella misma cumplen 50 años de trabajo generoso y enriquecedor.

¡Felicidades a la gran sonrisa que es Aurora M. Ocampo!

Fuente:
http://www.jornada.unam.mx/2005/06/23/a05a1cul.php
http://www.jornada.unam.mx/2005/06/24/a05a1cul.php
http://aurora-m-ocampo.blogspot.com/

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